Idoia Campoy

El engranaje perfecto: de Grupo a Equipo

Sobre el papel, tienes un equipo lleno de talento individual. En la realidad, tienes un grupo de personas que no terminan de conectar o que, si conectan, no logran los resultados necesarios para la empresa.

Las reuniones son improductivas, están llenas de silencios incómodos y las conversaciones importantes ocurren a espaldas de los demás. La energía del equipo se escapa en bucles de emails, doble trabajo y en defender la propia trinchera en lugar de conquistar un objetivo común.

Sientes que pasas más tiempo haciendo de árbitro que de líder. Deshaces nudos, apagas fuegos y percibes esa tensión densa en el ambiente, esa que nadie nombra pero que agota a todo el mundo.

Mi enfoque en el coaching de equipos va más allá de hacer actividades de “Team Building” un día al año para pasar el día. Es un proceso meticulosamente diseñado para reconstruir la confianza, la comunicación y el propósito compartido desde la raíz.

Sobre el papel, tienes un equipo lleno de talento individual. En la realidad, tienes un grupo de personas que no terminan de conectar o que, si conectan, no logran los resultados necesarios para la empresa.

Las reuniones son improductivas, están llenas de silencios incómodos y las conversaciones importantes ocurren a espaldas de los demás. La energía del equipo se escapa en bucles de emails, doble trabajo y en defender la propia trinchera en lugar de conquistar un objetivo común.

Sientes que pasas más tiempo haciendo de árbitro que de líder. Deshaces nudos, apagas fuegos y percibes esa tensión densa en el ambiente, esa que nadie nombra pero que agota a todo el mundo.

Mi enfoque en el coaching de equipos va más allá de hacer actividades de “Team Building” un día al año para pasar el día. Es un proceso meticulosamente diseñado para reconstruir la confianza, la comunicación y el propósito compartido desde la raíz.

Esto es para tu equipo si...

Mi método: El liderazgo como punto de partida

La mayoría de los procesos de coaching de equipos fracasan porque intentan arreglar los síntomas sin tocar la causa. Mi método es radicalmente distinto. Atacamos el problema desde su origen, asegurando que el cambio sea profundo y duradero.

Así es nuestra hoja de ruta:

1.

Fase 1: El Líder como Brújula (Trabajo individual con Responsables)

Antes de tocar al equipo, trabajo contigo. En una o varias sesiones individuales, analizamos las necesidades que has detectado y, sobre todo, reforzamos tus propias habilidades.

 

Trabajamos tu liderazgo, tu comunicación, tu gestión del tiempo y cualquier otra área clave para que tengas las herramientas y la confianza para gestionar a tu equipo de una manera sana, equilibrada e inspiradora.

2.

Fase 2: El Taller Colectivo (Inmersión con el Equipo)

Con el líder preparado y alineado, pasamos al equipo. Organizamos sesiones de trabajo conjuntas, centradas en las áreas prioritarias que hemos definido. Facilitamos las conversaciones difíciles, desmontamos silos de información y co-creamos nuevas formas de trabajar juntos, basadas en la confianza y en un propósito compartido.

3.

Fase 3: Refuerzo Individual (Opcional)

A veces, para que el engranaje funcione, una pieza necesita un ajuste fino. Si detectamos que un miembro específico del equipo necesita reforzar alguna habilidad concreta (comunicación, gestión de conflictos, etc.), trabajamos con él o ella a nivel individual para potenciar su contribución al colectivo.

La Transformación Final:

El resultado no es un equipo «más feliz». Es un equipo más resiliente, autónomo y efectivo. Un equipo cohesionado que sabe comunicarse, incluso en remoto, donde la confianza es la norma, los conflictos se resuelven de forma constructiva y existe una seguridad psicológica para que cada persona pueda aportar su máximo valor.

Convertiremos tu grupo de solistas en una orquesta afinada y lista para interpretar cualquier partitura, por compleja que sea. Un equipo con un propósito claro, donde la comunicación fluye, la confianza es la norma y los conflictos se resuelven de forma constructiva. Tendrás un engranaje de alto rendimiento que no solo consigue objetivos, sino que lo hace en un ambiente de trabajo saludable y estimulante.

Los equipos de alto rendimiento no se heredan. Se construyen desde el liderazgo.

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